Desde 2012, la Universidad aumentó de dos a seis sus programas doctorales, con cuatro de ellos acreditados. Estos se han desarrollado en áreas disciplinarias en que la UDP tiene amplias y reconocidas fortalezas académicas –como en derecho, psicología, filosofía y educación– y se caracterizan por la calidad del cuerpo académico, la selectividad de sus estudiantes y por una fuerte vinculación internacional, que se traduce en estadías de investigación para doctorandos y dobles grados.
En el mismo periodo, la universidad creó siete programas de magíster y cuatro especialidades médicas. Hoy, la oferta de programas llega a 29 magísteres (7 de ellos de continuidad) y 9 especialidades médicas, con una matrícula de 2.150 estudiantes. Los resultados en acreditación también son significativos: mientras en 2012 la UDP tenía solo un magíster acreditado, a enero de 2018 se cuenta con siete magísteres y una especialidad médica con esta certificación. En promedio, estos programas tienen 5 años de acreditación.
La universidad ha profundizado sus capacidades institucionales para asegurar el buen funcionamiento de los programas de posgrado. Así, desde fines de 2016, a nivel central cuenta con dos direcciones –Dirección General de Postgrado y Educación Continua y Dirección General de Investigación y Doctorados–, lo que ha permitido alcanzar una mayor especialización institucional y fortalecer las capacidades de gestión en posgrado e investigación.
La cultura de calidad que atraviesa a la UDP es sin duda una de sus principales características y una gran fortaleza, la que ha sido ampliamente reconocida en los procesos de acreditación de programas de postgrado. Expresión de lo anterior, es la instalación progresiva de mecanismos de aseguramiento de calidad que permiten contar hoy con una política que articula los procesos de evaluación y mejora que se desarrollan en el postgrado.
Los programas de postgrado son valorados por estudiantes, graduados y académicos. De la consulta a actores se concluye que los planes de estudios son pertinentes al entorno laboral y/o académico, y tienen impacto en el desempeño y logros profesionales de los graduados. El cuerpo académico es bien evaluado, en especial porque combina adecuadamente trayectorias destacadas en los ámbitos académico y profesional.